Del hombre que veis…

 

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Con tu viaje, llenaré desde la distancia este raído corazón,

llenando de luz y calor un alma que antaño se perdió en pasajes turbios que dejé atrás.

No pretendo olvidar más ni lo pasado ni los sueños abandonados y por ello recorre una vez más la carretera de mis recuerdos, la carretera que me lleva al seno de tu vientre, donde surgieron en mí los primeros sentimientos.

Sentimientos tímidos, bañados de sueños y lágrimas, construidos en esfuerzos de niños y en juegos de ancianos. Saltando por ello la lógica del destino y buscando en lo pasado y en el presente, los restos que resurgirán en algún rincón de mi camino.

No dejaré ningún paso dado olvidado en el rincón del camino recorrido porque todos ellos me dieron el coraje y la fortaleza que hoy muestro y con esa vida…

vuelvo a recorrer y recorro el camino que año a año transito, en compañía de mi ejemplo, de la mano que cuando infante, me llevó a la sombra de la encina.

Recorreré una vez más junto a él los pasajes narrados de mis ancestros y sonreiré al encuentro de cada personaje que a nuestro camino salga. Voy a mi encuentro,

voy a vivir la vida sentida que a ratos olvido pero que a ratos me grita.

Respiro el aire y siento el calor del sol en esta mi odisea.

Soy lo que voy siendo y me erijo sobre lo que de todo ello voy manteniendo.

Así soy, un viajero que pretende olvidar para recordar, sabiendo que en el camino del sentir la mano amiga me acompañará.

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