No me pidas que te mire porque mis ojos ya no quieren seguir mirando. Se quemaron al descubrir el fuego en el que todos nos quemamos.
No me pidas que te deje mis manos, no quiero que tus manos las sigan agarrando porque sólo las cogistes para llevarme a aquello que tú anhelabas y no a sentir un puro contacto.
No me pidas perdón, ni me supliques más oportunidades, no quiero que llores por miedo a quedarte con la última palabra.
No me mientas, ni me mires, ni me hables, ni me llores; no más mientras viva .
Después, cuando haya muerto recuérdame en tu historia, píntame a tu antojo en tus películas y recuerdos y dí las mentiras que durante este tiempo tú has llegado a creerte de tí.
Cuando haya muerto, ya no tendré que taparme más los ojos, ni tan siquiera necesitaré cerrarlos, ni tan siquiera necesitaré sentirlos.
Todo te será dado cuando yo me haya marchado…
por ello….
no me pidas más